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LA ENTREVISTA

Pedro Ibáñez

Recibe un homenaje por su solidaridad

- Me aporta mucha satisfacción personal, pero empleo mucho tiempo y desatiendo a mi familia -


 

 

 

 

 

 

 

 

  "La directora del Hogar recopiló todo
lo que he hecho desde que
me jubilé y
lo proyectó.
La verdad es que fue muy bonito"

 

 

 

 

 

 


"En el grupo
de senderismo del Hogar somos 70 u 80 y son gente estupenda, les da igual hacer
8 que 20 km.,
son gente
muy activa"

 

 

 

 

 

 

 

 


"Cuando ofrecemos a los transeúntes una ducha, ropa..., les mandamos que hagan algo a cambio para que vean que las cosas cuestan un esfuerzo"

 

 

 

 

 

 

 

 

 


"Este año
no se puede llevar a cabo el programa de integración de inmigrantes por falta de voluntarios"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pedro Ibáñez, transportista de profesión, recibió este verano un homenaje por su trayectoria solidaria y es que desde que se jubiló y dejó aparcado su camión, hace 20 años, ha colaborado con diferentes asociaciones y organizaciones sin ánimo de lucro. Entre ellas está la que desarrolla en el Hogar de Personas Mayores con el grupo de senderismo, el voluntariado que desarrolló con Cruz Roja, el programa de integración de inmigrantes y la atención a transeúntes de Cáritas y su colaboración con el coro de la parroquia de la Santísima Trinidad.

Actualmente, a sus casi 77 años, continúa siendo una persona muy activa y asegura que todos tenemos ese espíritu de ayuda a los demás de forma desinteresada. Él seguro que lo tiene. A día de hoy sigue colaborando con Cáritas atendiendo a transeúntes, con el grupo del senderismo del Hogar y cantando en el coro de la Trinidad. En Cruz Roja realizó un curso de primeros auxilios, que ha tenido que utilizar en un par de ocasiones y que cuenta muy orgulloso. Él asegura que estas actividades le producen una gran satisfacción personal, aunque también le quitan tiempo para estar con su familia, y eso que este año el programa de integración de inmigrantes de Cáritas se ha visto suspendido por la falta de voluntarios.

- En junio le realizaron un homenaje por su trayectoria solidaria, ¿en qué consistió?
- Yo estoy en el Hogar de Personas Mayores y solemos salir a andar hasta el día de San Juan, que es el último día antes de vacaciones. Solemos hacer una fiesta en la finca del Tío Simón y la gente del grupo, "mis chavalas" que digo yo, siempre me dan algún obsequio y la directora del Hogar también. Yo les digo que no quiero nada, que lo hago desinteresadamente, pero es igual decirles que no, entonces ya no les digo nada. Este año, la directora del Hogar hizo una recopilación de todo lo que he hecho desde que me he jubilado y la proyectó en la pantalla y la verdad es que fue muy bonito. Aparecía todo lo que he hecho y todos los años que llevo haciendo todas las actividades. Además, me lo grabó en un disco y también me preparó un álbum en papel. La verdad es que fue un homenaje precioso, me hizo mucha ilusión. El álbum hace un recorrido por estos últimos 20 años y muestra todas las actividades en las que hemos participado mi mujer y yo.
- ¿Con qué colectivos o asociaciones ha colaborado durante estos años que lleva como voluntario?
- He colaborado con Cáritas en un programa de integración de inmigrantes durante las mañanas de julio y agosto, ahora estoy ayudando a los transeúntes los martes y viernes y también estoy en el coro de la parroquia de la Santísima Trinidad. Antes ayudaba en Servicios Sociales del Ayuntamiento, transportando a los que lo necesitaban desde el Hospital San Lázaro hasta el Hospital Fundación de Calahorra. Después, realicé un cursillo de primeros auxilios durante tres meses en Cruz Roja y también participé como sanitario y conductor. Y llevo diez años colaborando en el Hogar de Personas Mayores con un grupo que hemos formado y que salimos a andar por la Vía Verde o por cualquier otro recorrido. Es que llevo jubilado desde el 99 y ese mismo año ya comencé a colaborar con el Hogar.
- ¿Qué actividades realiza ese grupo de senderismo del Hogar?
- Todos los lunes y jueves saco a la gente a andar. Hacemos un grupo, que antes de jubilarme ya estaba formado, pero cuando me jubilé la directora del Hogar, Esther, me dijo que le gustaría que me hiciera cargo del grupo porque antes lo llevaba gente cobrando un sueldo. Eran personas que en lugar de hacer el servicio militar, hacían estas labores o colaboraban en Cruz Roja. Yo le dije que hasta que no volviera de hacer el Camino de Santiago no quería comprometerme con nada. Y a mi se me olvidó, pero a ella no, ella fue pertinaz y en cuanto llegué me volvió a llamar. Entonces, acabé por hacerme cargo y ahora ya estamos 70 u 80 personas. Lo cierto es que son gente estupenda porque cuando hablas del Hogar parece que va a ser gente que no pueda, que recule, pero les da igual hacer 8 que 20km., son gente muy activa. Solemos ir por la Vía Verde porque es el camino más seguro, más limpio... No es igual que ir por un camino con barro y todo eso, que ir por allí. También tenemos alternativas y cuando nos parece vamos al pantano, a la Degollada, etc. Pero el 90% es Vía Verde porque es el camino más seguro, no hay vehículos ni nada porque aunque todos estamos bien, tenemos una edad y hay que evitar ciertas cosas porque hay despistes. Con la edad se pierden reflejos, oído, vista...
- ¿Y la colaboración con Cruz Roja, en que consistió?
- Este año ya me di de baja porque era muy duro y había que invertir muchas horas. Yo iba de conductor de ambulancia o de sanitario porque hice un curso de tres meses y acudía 3 días a la semana y realizaba 2 horas cada día. Lo cierto es que me vino bien porque con el Hogar realizamos algún viaje recorriendo los parajes que hay cerca de Calahorra, bien sea en La Rioja o en Navarra, pero siempre buscando la naturaleza y a uno de mis compañeros, que andaba algo mal de garganta, se le quedó parado un trozo de carne y yo creo que se hubiese ahogado; pero gracias a lo que nos enseñaron en Cruz Roja pude ayudarle. En el curso, bueno yo era el abuelo de todos los que asistimos, yo insistí mucho en una parada cardiorespiratoria porque yo le decía a mi mujer: como alguien tenga un desvanecimiento o se me desplome alguien por lo que sea, ¿qué hago? Sí, rápidamente llamo al 112, pero mientras llegan yo puedo atender a esa persona. Yo insistí mucho en ese aspecto, en el masaje cardíaco, etc. En el curso nos dieron hasta parto y yo les dije: oye, que con la gente que yo voy partos pocos. Y ellos me contestaron: y si ahora sales de aquí y te ocurre con una persona que está embarazada, tienes que saber cómo actuar porque eres voluntario. Una vez fuimos al pantano del Rasillo y estábamos comiendo allí y a uno de mis compañeros se le paró un trozo de carne y se levantó y comenzó a ponerse morado. Yo lo vi y se estaba asfixiando y yo le hice la "maniobra de heimlich", que consiste en cogerle por la espalda y apretarle un poco más abajo del esternón y le hice saltar. En ese momento se nos fastidió la comida a los dos porque me echó todo por encima. Pero lo cierto es que me sirvió de mucho saberlo porque pude ayudarle.
- ¿Ha tenido que volver a recurrir a lo aprendido en el cursillo en alguna otra ocasión?
- Sí, hace unos siete años, yo iba de voluntario en los encierros por la mañana, por la tarde yo no quería porque me iba con mi mujer a los toros. Yo acudía a los encierros para atender a los que lo necesitaran y hubo un niño de 12 años salió y le corneó la vaca. Lo cierto es que le hizo un buen agujero y llamaron a Cruz Roja y tuve que ir. En un principio pensé que era pulmón, pero no, fue pleura. Lo que hice fue taponar con mis manos el agujero porque la sangre salía a borbotones hasta que vino la ambulancia y se lo llevaron al Hospital de Calahorra y después a Logroño. Me vinieron muy bien todas las cosas que aprendí porque las heridas que se hacían los niños de Cáritas a los que llevaba de senderismo o a visitar Calahorra, también podía curarlas correctamente.
- ¿Qué servicio realiza Cáritas con los transeúntes?
- Yo estoy los martes y viernes atendiéndoles y hay muchas veces que es desagradable porque llegan sin nada y en muy malas condiciones. Llegan sin asear, con mal aspecto... Entonces tienes que atenderles, ofrecerles una ducha, les das ropa limpia, una maquinilla para que se afeiten, etc. La verdad es que cuando salen te da otra sensación. Lo malo es que no puedes ofrecerles ese servicio durante tres meses porque sino sería muy fácil vivir así. Cuando llegan y solicitan que les aseemos y les demos algo de alimento, no pueden volver hasta que no hayan pasado tres meses y nosotros tenemos que dejar registrados todos los servicios que ofrecemos y rendir cuentas a Logroño para que vean que todo se está llevando a cabo como debería. Eso sí, si nosotros les ofrecemos una ducha, ropa, etc., ellos tienen que hacer algo a cambio, yo les suelo mandar que barran el patio que hay al lado de Cáritas para que vean que las cosas cuestan un esfuerzo.
- ¿Y en el programa de integración de niños inmigrantes, cuánto tiempo colaboró?
- He estado diez años colaborando con mi mujer Angelines. Ahora sólo voy yo a atender a los transeúntes. Con los niños sí que venía ella porque es necesario que haya bastante gente para atender a los niños porque, a pesar de que los llevábamos de la mano de dos en dos, hay que estar muy pendientes para por si acaso se sueltan y se escapan. Un día se nos soltó uno y gracias a Dios no pasó nada. De hecho, una chica que venía del Hogar decidió no volver más porque vio que era mucha responsabilidad. Al principio acudíamos 8 ó 9 personas adultas y después comenzó a venir gente joven. Pero este año nos hemos quedado sólo mi mujer y yo, entonces ya no podemos atender esa labor porque es imposible estar pendientes de tantos niños. Este año no se ha podido llevar a cabo por falta de voluntarios. La gente joven ya no colabora como lo hacían antes. Tan sólo son dos horas al día, pero la gente al principio llega con mucha ilusión, con más euforia, pero luego se van retirando. Ahora las chicas jóvenes que colaboraban tenían obligaciones, se iban de vacaciones, no habían terminado los estudios o, simplemente, preferían descansar un rato más en casa. Cada año había menos gente. Yo el año pasado ya le dije que me había quedado solo y le dije a Chelo que buscara a alguien porque nosotros ya no íbamos a estar. A pesar de esto, volvió a insistirme este año en marzo o abril, pero ya no queríamos hacerlo porque entre los dos no podemos llevar a 30 ó 35 niños, era demasiada responsabilidad. Por eso ya no se ha llevado a cabo.
- ¿Cómo es su día a día?¿qué hace en su tiempo libre?
- Hay días que no me llega el día. Hay días en los que tengo ocupadas las 24 horas del día. Hay veces que tengo dos cosas que hacer a la misma hora. Por ejemplo, en el coro de la Trinidad es Javier, el párroco, el que nos avisa, pero si tengo Cáritas no voy al coro porque estamos 12 personas y si fallo en Cáritas el día que tengo designado se cae todo abajo. Entonces suelo renunciar al coro en vez de a Cáritas, porque en ésta actividad la llevo yo solo.
- ¿Qué le aportan estas colaboraciones?
- Me aporta satisfacción nunca pensé que iba a hacer las cosas que estoy haciendo. Si las hago es porque me implican a ello, me implican a hacerlas. Yo no hubiese hecho nada, pero primero fue Esther, la directora del Hogar, la que me buscó y después de rebote se enteró Chelo, la trabajadora social de Cáritas, y después otros y me han ido llamando. La verdad es que como tenemos ese espíritu de voluntario y de colaboración con los demás, no te puedes negar. Eso sí, pierdo mucho tiempo, desatiendo en muchas ocasiones a mi familia..., pero me da mucha satisfacción personal, por eso lo hago. Hay veces que mis hijos me piden que vaya a algo, pero les tengo que decir que no porque tengo otros compromisos.

 
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